Por sus fascinantes lugares y escenarios de ensueño, San Miguel de Allende se ha convertido en uno de los principales destinos para casarse.
Pero uno de los atractivos que más fuerza ha ganado en los últimos años son las prebodas que se celebran como Callejoneadas con coloridas mojigangas donde los novios se convierten en el centro de atención.
La tradición consiste en caminar por las pintorescas y coloridas calles del pueblo rodeadas de galerías, cafés, hoteles y restaurantes entre hermosas casonas y edificios de estilo colonial.
La caminata es liderada por la pareja que está celebrando su amor y compartiendo su felicidad con sus invitados y extraños que se detienen a ver el increíble espectáculo.
Esta celebración sirve para que las familias de los novios rompan el hielo antes de la ceremonia matrimonial, además de acompañar a los futuros cónyuges en un recorrido que comienza en la parroquia de San Miguel de Allende y continúa hasta el lugar donde se realizará la recepción.
De acuerdo a la preferencia de los novios, la callejoneada se puede realizar con banda o mariachis.
Esta celebración retoma uno de sus aspectos tradicionales surgidos en España, con la figura del Tuno, que era cuando los universitarios deambulaban por las calles cantando y tocando, como forma de cubrir sus estudios.
Otro aspecto importante e inevitable son las mojigangas que tienen su origen en los Gigantes de España, que eran marionetas o grandes esculturas hechas de cartón o papel maché, con en el interior una persona que les daba movimiento.
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